🌀 La resistencia y la incomodidad no son obstáculos, son la puerta
Si pausar y mirar hacia dentro te incomoda más que seguir en automático, no es que lo estés haciendo mal. Es que estás justo donde empieza el cambio.
“Quiero pero… no tengo tiempo para esto ahora...”
“Intento hacer las prácticas, pero no aguanto. No debo de hacerlo bien.”
“¿Y si encuentro algo que no quiero ver?”
Hace unas semanas hablábamos sobre cultivar la curiosidad interior.
Quizá sentiste ganas de intentarlo. De parar. De mirar un poco hacia dentro.
Pero, al hacerlo… no pudiste.
O quizá, al leer esa invitación, algo dentro de ti la rechazó de inmediato.
Que sepas que eso también está bien.
La resistencia también es parte del camino.
Así lo viví yo
Hace unos años, cuando empecé a notar síntomas claros de burnout, tomé acción:
→ Me propuse darme un espacio diario solo para mí.
→ Lo agendé, lo comuniqué a quienes me rodeaban, lo prioricé.
Me sentía muy orgullosa de haber decidido cuidarme.
Hasta que un amigo me hizo notar algo que no había visto.
Le conté entusiasmada:
“Me he comprado 10 libros, me he apuntado a un curso de liderazgo, me he descargado una app de ejercicio…”
Él escuchaba con atención mi larga lista, y luego me preguntó:
“¿Y cuándo te vas a dar espacio?”
Mi cara debió delatar que no entendía a qué se refería… Él siguió:
“Dices que quieres darte espacio. Pero lo que estás haciendo es llenarte con más cosas que hacer. ¿Dónde está el tiempo para estar contigo, sin hacer? ¿Para simplemente estar y ser?”
Lo que necesitaba en ese momento no era seguir haciendo, sino darme espacio para descansar, y para reconocerme, escucharme y acompañarme con más honestidad.
Necesitaba empezar a cultivar una mirada hacia dentro, lo que hoy llamo “curiosidad interior”.
Me propuso un reto sencillo: 5 minutos al día sin hacer absolutamente nada.
Sin móvil. Sin libros. Sin música. Sin cuaderno.
Solo estar… conmigo.
Pensé: “Fácil.”
Hasta que me senté… y no fue para nada fácil.
La resistencia al “no hacer” y la incomodidad del “ser”
Estamos tan acostumbrados a hacer, sostener y producir, que incluso nuestro “autocuidado” se convierte en otra lista de tareas.
Sin escucharnos, sin entender qué necesitamos realmente, sin darnos espacio.
Y cuando finalmente nos permitimos dejar de hacer, tampoco se pone fácil….
No aparece la calma. Aparece el ruido.
Aparece la incomodidad.
El silencio,
la inquietud,
la ola de pensamientos,
el impulso de volver a hacer,
el miedo…
Es parte del camino
Esta resistencia e incomodidad que pueden surgir cuando empezamos a cultivar la curiosidad interior no es señal de que lo estamos haciendo mal.
Al revés.
Justo ahí, en el negarnos parar o en el ruido de la pausa, es donde podemos empezar a cultivarlo.
No para hacerlo perfecto, sino para decirnos con honestidad:
“Aquí hay algo que me cuesta. ¿Puedo mirarlo sin juicio a ver qué puedo aprender?”
¿Y ahora qué?
En las próximas semanas te contaré más sobre una experiencia que estoy preparando para acompañarte en ese proceso.
Por ahora, te dejo esto: si sientes resistencia, vas bien.
Y, si aún no te has descargado la guía de curiosidad interior, puedes hacerlo gratis aquí.
“Si resistimos o apartamos [el miedo], perdemos una poderosa oportunidad de despertar.” - Tara Brach, terapeuta y autora
Reflexión
¿Qué sientes cuando piensas en parar?
¿Qué sensaciones tienes cuando simplemente paras?
¿Hay espacio en tu día para estar contigo, sin tener que hacer nada?
🎙️ Somos Impacto Podcast
¿Te gusta leer?
¿Te gusta descubrir cosas sobre ti?
¿Buscas desarrollar en ti y en otros el pensamiento crítico?
No te pierdas este episodio con Camilo Hoyos:
Escríbeme, ¡te leo!
Un fuerte abrazo,
Silvia Haba de Merlo
Fundadora de coimpacta



